Para entender con claridad la definición, primero es necesario saber qué es la centralización. Decir que un sistema está centralizado, significa que hay un organismo o una entidad que concentra y regula todo lo que sucede en ese sistema. El poder y las obligaciones, tienden a recaer en una misma instancia organizativa, ya sea como parte de un gobierno, una empresa o cualquier otro modelo administrativo.
La centralización supone la acción de concentrar la autoridad en un mismo organismo, lo que significa que las órdenes van desde los cargos mayores hacia los menores, siempre dentro de la misma entidad y en donde los usuarios no tienen intromisión.
En cambio, la descentralización es el proceso de distribución y dispersión de una autoridad central. De lo que trata, es que ningún organismo esté por encima de otro y que la delegación de poder se encuentre repartida, con el objetivo de generar soluciones de mayor autonomía para los problemas que puedan surgir.
Con la descentralización sigue existiendo un poder central al que hay que rendirle cuentas, pero las personas o departamentos involucrados cuentan con mayor autonomía para desempeñar las funciones.
La revolución del dinero digital lleva tiempo moviéndose hacia la banca, a medida que las criptomonedas comienzan a cambiar la forma en que las personas ahorran y se plantean su futuro.
Las redes descentralizadas se utilizan con frecuencia en la tecnología blockchain, la cadena de bloques que permite almacenar información y que sustenta las transacciones de las criptomonedas. A modo de resumen, la tecnología blockchain, es un sistema de seguridad en el que existe un registro contable de todas las transacciones realizadas por los usuarios, que utilizan direcciones no asociadas a ningún tipo de dato personal. Para que una transacción sea verificada como válida, debe ser confirmada por toda la red. De esta forma, la seguridad se genera gracias a los propios usuarios.
El hecho de que estas monedas sean una de las formas más reconocidas de implementar una red blockchain, permite que se realicen transacciones directas entre los usuarios sin intermediación de una institución financiera, agilizando el proceso y reduciendo los costes de las operaciones. Entre otros factores, así surgió Bitcoin, por la necesidad de descentralizar los pagos entre usuarios de internet, eliminando la necesidad de encarecer los costes de las operaciones a base de terceros.
A su vez, esto permite que las criptomonedas funcionen de manera segura sin una autoridad monetaria central y que sean los propios usuarios los que realicen las tareas de manera consensuada.
A la hora de invertir, confiar en un sistema descentralizado puede generar dudas e inseguridades en las personas, ya que se encuentran ante un nuevo ecosistema protagonizado por una nueva tecnología: blockchain. Un usuario no puede modificar a su antojo lo que figura en el registro de transacciones, una vez una operación queda escrita en la blockchain, permanecerá así para siempre. Esto quiere decir que nadie puede utilizar sus fondos más de una vez y corromper los saldos. Nadie podrá realizar operaciones fraudulentas del tipo "compro y no pago”.
Uno de los principales problemas de las redes descentralizadas o distribuidas es el cómo las partes encargadas de verificar si una transacción es correcta o no, las cuáles son anónimas e independientes, se ponen de acuerdo para esta tarea. A este problema se le conoce como “El problema de los generales bizantinos”.
Gracias a Bitcoin y a la invención de su mecanismo de consenso denominado “prueba de trabajo” se descubrió una forma de evitar este problema y poner de acuerdo a las partes encargadas de la tarea de verificación a la vez que se mantenía la descentralización, la seguridad y el anonimato en la red.
Otras características que resumen a la descentralización son:
Como conclusión, hay que señalar que los sistemas descentralizados son una tecnología emergente que se está exportando a otras industrias que nada tienen que ver con las criptomonedas gracias a su capacidad de hacer el intercambio de datos mucho más rápido, barato y eficiente. Entre estas industrias se pueden encontrar las encargadas a la logística o la cadena de suministros, la industria médica, la alimenticia y muchas otras.